Presentación: La Historia continúa

Autores/as

  • Julio Pérez Serrano AHA, Universidad de Cádiz

DOI:

https://doi.org/10.36132/hao.v0i1.9

Palabras clave:

editorial

Resumen

Por fortuna para quienes humildemente cultivamos este conocimiento, la Historia continúa. Las utopías finalistas que hace sólo una década inundaron el mercado de la letra impresa han sido borradas de un plumazo por la tozudez de los hechos. Aunque parezca increíble, en muchos aspectos nuestro futuro es hoy más incierto de lo que lo era hace veinte, treinta o cincuenta años. En lógica correspondencia con ello, el presente ha recobrado un impetuoso protagonismo. Siempre cambiante, punta de flecha del tiempo, el presente no puede dejar de ser visto en nuestros días sino como una angosta ventana hacia el futuro. Por esta ventana se han asomado ya desde antiguo, en tiempos de crisis, literatos y filósofos, y más recientemente lo han hecho periodistas, sociólogos, demógrafos, politólogos, economistas, físicos, bioquímicos, ecólogos y muchos otros científicos. También el ciudadano de la calle vive y entiende su presente como producto del pasado e indicio de lo que habrá de depararle el porvenir. No es más que el reflejo de hasta qué punto carece de sentido fijar fronteras impenetrables en el ámbito temporal.

Son todavía pocos, sin embargo, los historiadores que han osado acercarse al presente con esta perspectiva. Algunos más lo han hecho buscando el anclaje con el pasado más próximo, quizá como forma de asegurar una continuidad con lo que hasta hace poco, y aun actualmente, se ha considerado propio de este oficio: el estudio del pasado. La Historia del Tiempo Presente ha ido tomando cuerpo así como un campo específico de la Historia centrado en el análisis del pretérito inmediato, un tiempo que subsiste en la memoria de las generaciones vivas y que, por influencia de éstas, es considerado propio (presente) por el conjunto de la sociedad[1]. Ciertamente en este terreno los avances teóricos no son desdeñables, y superan con creces a las realizaciones prácticas, aunque quizá éste no sea el principal obstáculo que se presenta.

La consideración del presente como un tiempo histórico definido, aun comportando una importante renovación historiográfica y una ampliación significativa del marco de estudio de la Historia, no hace sino redundar en una concepción del tiempo seriamente cuestionada[2]. Y ahí radica quizá una de las causas del interminable debate que, entre los historiadores del presente, se ha venido desarrollando en torno a los límites cronológicos que debieran circunscribir este tipo de estudios. Una década, una generación, cincuenta años, la duración media de una vida humana..., hasta un siglo, son amplitudes que se han propuesto, con más o menos fundamento, para definir el espesor pretérito del presente. Tanta relevancia se ha dado a la necesidad de precisar estos límites cronológicos -y, por ende, mecánicos y convencionales- que han terminado por excluir de facto cualquier otro criterio que pudiera contribuir a identificar los estudios históricos referidos al presente.

Sin embargo, sea cual sea la amplitud adoptada, desde esta óptica el presente no dejará de ser visto más que como una franja del pasado; la más próxima, la más reciente, la más inmediata si se quiere, pero en definitiva un tiempo cerrado que, aunque móvil, en cada momento tendría límites precisos y se definiría como "la última etapa de la última Edad". Quedaría así salvaguardado el estatuto de la Historia del Tiempo Presente en el contexto de las especialidades históricas, dado que todas compartirían una misma percepción fragmentaria del tiempo y un interés común restringido al conocimiento de las realidades del pasado.

Partiendo mayoritariamente de estos presupuestos, es un hecho que los estudios del presente han logrado introducir en el campo del historiador acontecimientos y procesos de singular relevancia que, en un paradigma historiográfico más tradicional, hubieran quedado excluidos en virtud de la falta de distanciamiento[3]. Por citar el caso español, el interés por el presente ha convertido al Franquismo y al periodo de la Transición a la democracia en materia histórica, y hoy contamos con muchos y a menudo solventes trabajos referidos a uno y otro periodo. Las historiografías argentina y la chilena han hecho lo propio con sus respectivas dictaduras y procesos transicionales, y en la Europa del Este los historiadores abordan hoy sin complejos, en sintonía con otros científicos sociales, el estudio de la etapa socialista, abarcando incluso las condiciones del tránsito a la economía de mercado. En Inglaterra, Francia, Italia, Alemania y los Estados Unidos, países que fueron pioneros en el estudio histórico del presente, la investigación ha arrojado ya mucha luz sobre las causas y consecuencias a corto y medio plazo de la Segunda Guerra Mundial, la coordenada cero de la Historia del Presente. En definitiva, el balance, aunque desigual, es sin duda muy esperanzador.

Junto a esta perspectiva, ya relativamente asentada en el ámbito de la historiografía, es posible situar los enfoques que abordan el estudio del presente sin las constricciones impuestas por la concepción fragmentaria del tiempo. Nada, excepto quizá la inercia y el miedo a difuminar las propias fronteras de la disciplina, justifica la poca implicación de los historiadores en el análisis prospectivo del tiempo presente. De hecho, la ampliación del presente, no sólo hacia el pasado más próximo, sino también al futuro inmediato, es una operación que a nivel individual realizamos de forma automática y cotidiana[4]. Tan difícil es desligar el presente de sus implicaciones futuras como aislarlo de sus condicionantes pasados. La Historia nos ha enseñado a comprender el presente recurriendo al estudio del pasado, pero todavía somos reacios a reconocer que por esto mismo es posible imaginar el futuro a partir del análisis del presente. Sin embargo, quizá eso sea lo que con más interés hoy la sociedad demanda de nosotros.

La revista Historia Actual On-line pretende aportar un cauce efectivo para llevar a cabo esta tarea, dotando a nuestro entorno historiográfico de una publicación especializada en un campo de conocimientos que se ha mostrado sumamente dinámico en los últimos años. Comparte, por ello, los objetivos de la Asociación de Historia Actual (AHA), entidad cultural y científica de ámbito internacional, cuya principal finalidad es el fomento de la investigación, la enseñanza y la publicación de toda la labor cultural y científica relacionada con el desarrollo humano en el tiempo presente, desde una perspectiva multidisciplinar, con especial atención al estudio histórico, descriptivo, explicativo y prospectivo, de los procesos sociales a escala global y regional.

La Historia Actual no es, por tanto, una nueva disciplina, ni reclama una cronología propia, ni tampoco aspira a poseer los derechos sobre un determinado tiempo histórico. Si hubiera que definirla cabría hacerlo como una corriente que se nutre, por un lado, de la importante ampliación del marco teórico de la Historia promovida por la Historia del Tiempo Presente, y, por otro, de las aportaciones que la Prospectiva y los Estudios de los Futuros han realizado en la vía de restaurar la unidad de la secuencia pasado-presente-futuro. Estas páginas quieren ofrecer un cauce para dar a conocer trabajos inspirados tanto por una como por otra perspectiva, puesto que ambas constituyen enfoques en cierto modo complementarios y es posible que su diálogo aporte claridad y definición al quehacer futuro de los historiadores.

Como todas las empresas humanas, la revista Historia Actual On-line es hija de su tiempo, un tiempo impetuoso y apasionante, que nos recuerda a diario que la Historia, pese a todo, continúa. Ciertamente nuestro mundo es inestable y el futuro se nos presenta incierto, pero la Humanidad no debe cerrar los ojos en los momentos críticos, sino afrontar cara a cara los problemas del presente. La Historia tampoco puede eludir este desafío. Y ahí radica la necesidad de la Historia Actual.

NOTAS

[1] En los países anglosajones, por ello, se emplea el término 'Historia Contemporánea'. En España y los países latinos, dado que esta denominación remite a un periodo histórico que engloba los dos últimos siglos, han proliferado sinónimos tales como 'Historia Coetánea', 'Historia de Nuestro Tiempo', 'Historia del Presente' o 'Historia Actual'. Otras denominaciones han hecho hincapié en la proximidad cronológica del objeto de estudio, como 'Historia Inmediata' o 'Historia Reciente'.

[2] Vid. los múltiples trabajos de Carlos Navajas, y particularmente "El regreso de la verdadera Historia Contemporánea", incluido en el primer número de la Revista de Historia Actual.

[3] Entendido en términos meramente cronológicos, como "distancia temporal".

[4] Por ejemplo, cuando respondemos a la pregunta "¿cómo te va?", englobamos vivencias recientes y previsiones referidas a un futuro próximo, confirmando que percibimos nuestro presente como un tiempo ampliado en el que se integran sin aparente discontinuidad el pasado y el futuro.

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Publicado

06/23/2022

Número

Sección

Editorial

Cómo citar

Pérez Serrano, Julio. 2022. “Presentación: La Historia Continúa”. Historia Actual Online, no. 1 (June): 7-9. https://doi.org/10.36132/hao.v0i1.9.

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